Cuando en 2012 el Grupo de Investigación en Bioingeniería (GIB) de la Universidad EAFIT y la Universidad CES ganó el Premio Alcaldía de Medellín como una de las investigaciones de mayor impacto en aquel año, pocas cosas cambiarían en su rutina de trabajo sin embargo una ciudad conoció de sus resultados y cómo comenzaban a ayudar a más personas. Santiago Alberto Correa, investigador líder de este grupo, destaca que la visibilidad adquirida permitió capitalizar la publicidad para posicionarse como una verdadera empresa dedicada a la innovación científica aplicada.
A partir del momento que ganaron esta exposición, el trabajo del GIB fue mayor. El interés de algunos medios de comunicación y agencias de noticias llevaría a que la universidad pensara el proyecto a un nivel “empresarial” dando origen a una spin-off, un emprendimiento donde el dispositivo resultante del trabajo investigativo encontró su espacio dentro del mercado. “Este trabajo con los implantes comenzó en 2013, ahora tenemos un buen trabajo con ventas interesantes que alcanzan los 600 millones de pesos anuales”, comenta con orgullo Correa.
Para llegar a este punto en el que un trabajo académico se convirtió en un proyecto comercialmente viable pasaron meses de trabajo y dedicación, días enteros en el que el tiempo muchas veces se detiene y en los que la vocación del investigador se pone a prueba a cada instante.
Parte del éxito es la constancia de un líder como Santiago Correa. Él empezaría como muchos de los investigadores de la ciudad, acercándose a los grupos de su universidad por eso destaca que el Premio Alcaldía de Medellín tenga una categoría dedicada exclusivamente a quienes apenas comienzan. Por aquella época, año 1996, aquellos “semilleros” se denominaban “grupos de interés” en EAFIT y en ellos el curioso estudiante buscaba participar donde lo dejaran con el fin de hacerse un camino.
Desde ese momento mucha agua ha corrido debajo del puente, Correa hizo sus estudios de Doctorado en el exterior para regresar en 2006 a ser docente y encargarse del grupo investigación en Bioingeniería de EAFIT y CES, labor que continua desempeñando hasta el día de hoy.
En 2012 la universidad postularía su trabajo al Premio Alcaldía de Medellín con el interés fundamental de promocionar en la ciudad lo que ya se destacaba entre los límites de la universidad: el éxito en el tema de diseño de implantes dentales personalizados. “La universidad cuando sale la convocatoria invita a los líderes de los equipos de investigación para conocer su trabajo y si este ha generado impacto, al ver que cumplíamos con los requisitos no dudamos en participar”, recuerda el ingeniero Correa.
Ahora la empresa suma nuevos productos ampliando un portafolio gracias a la intensa producción de conocimiento aplicado a la bioingeniería que ahora realiza el GIB. La retribución económica del Premio fue repartida entre los investigadores por la Dirección de Investigación como una forma de estimular su trabajo, algo que les cayó por sorpresa pero que incentivó su trabajo.
Hoy, no duda en recomendar este tipo de reconocimiento como una forma de respaldar el trabajo de quienes buscan hacer del conocimiento un activo para nuestra sociedad. Para él “ganarse el Premio Alcaldía de Medellín es adquirir una resonancia, lo que se presenta como el hecho más motivante, especialmente para los alumnos”, un hecho que puede probar hoy en algunos de sus pupilos y estudiantes quienes hacen de cada convocatoria una oportunidad para abrirse espacio en el difícil mundo de la investigación.