En 2009, cuando Juan Sebastián Osorio fue destacado como uno de los estudiantes dedicados a la investigación por los Premios Alcaldía de Medellín a la Investigación, apenas era un investigador lleno de muchos proyectos y grandes planes pero con muchas metas que cumplir. Con el dinero del premio y unos ahorros empacó sus sueños para comenzar en el Massachusetts Institute of Technolgy – MIT una pasantía que lo seguiría madurando como investigador, un recorrido que para entonces ya había comenzado a dar con pasos fuertes y seguros.
Desde su ingreso a la universidad, como estudiante de Ingeniería Biomédica en la Escuela de Ingeniería de Antioquia, buscaba vincularse a cuanto semillero encontraba. Con unas ganas voraces por ampliar perspectivas y tener el mayor conocimiento posible se fue vinculando a todos los grupos que la oferta a su alrededor le presentaba.
Su Trabajo de Grado, el desarrollo de un equipo de monitoreo de apnea neonatal para salvar vidas de recién nacidos, había recibido la admiración de la comunidad investigativa de la ciudad. Incluso este trabajo sería luego laureado por la Universidad de Oxford en Inglaterra y se convertiría en una carta de presentación fundamental para Juan Sebastián a lo largo de su carrera.
En la universidad británica se había alejado un poco de los laboratorios y la ciencia aplicada para centrarse en el conocimiento de las bases en procedimientos, métodos y habilidades. Sin embargo, a su regreso ya su universidad lo esperaba con los brazos abiertos para integrar el Grupo de Ingeniería Biomédica de la Escuela de Ingeniería de Antioquia y el CES – Gibec. “Este era un grupo que no tenía muy buena calificación en aquella época pero fue muy interesante en mi formación”, recuerda Osorio con cierta nostalgia.
Su camino lo llevaría después a Múnich, en Alemania, para adelantar sus estudios de Doctorado en la Technishe Universitat Munchen. Y aunque su formación lo ha llevado a las mejores universidades del mundo, su plan de conectarse con Medellín siempre ha sido una prioridad en su mente por ello participa en convocatorias como Antójate Antioquia y asiste permanentemente a conversatorios donde comparte su experiencia con diferentes públicos en el país.
En el camino ha tenido que hacer muchos sacrificios pero cada uno de ellos ha ratificado ese amor por la investigación y la visión que de ella tiene: la de servir a los demás. Con el tiempo ha aprendido que los días malos en los que casi nada sale bien también forman al investigador.
En 2012, el MIT Technology Review lo consideraría como unos de los innovadores menores de 35 años más importantes nivel mundial, el único latinoamericano en aquél año en una lista en la que se encuentra nombres ilustres como los creadores de Facebook, Google o Twitter.
Gracias al acompañamiento de profesores de las universidades en las que ha estado alrededor del mundo, el dispositivo que alguna vez creara para su Trabajo de Grado hoy es un suceso en el que importantes revistas del mundo han puesto sus ojos. Osorio pasa con facilidad de ser invitado por Google a Washington para hablar sobre el uso de dispositivos móviles para mejorar la atención salud en poblaciones remotas o por la Quatar Foundation para que hable sobre las oportunidades de Colombia en la Semana Global del Emprendimiento.
Hoy realiza sus estudios de Maestría en Boston pero su conexión con Medellín permanece a través del trabajo con instituciones como Ruta N. Para él es una forma de “agradecer a quienes tanto lo han apoyado en su carrera”.
Actualmente, y aprovechando sus contactos para crear los “Clubes de Ciencia”, está embarcado en un proyecto con el que busca traer a diferentes espacios grandes investigadores para que se conecten con estudiantes y fomentar en ellos las bases de la ciencia. La Gobernación de Antioquia ha apoyado esta iniciativa a través de los Parques Biblioteca en el departamento.
Juan Sebastián con agradecimiento sigue recordando el Premio Alcaldía de Medellín a la Investigación que alguna vez recibió, un impulso cuando era estudiante y tenia muchos sueños pero pocas certezas. Hoy, como en aquella época, valora cada reconocimiento pues le dan ánimo para trabajar y pensar que su trabajo será útil para la ciudad que lo vio nacer.